miércoles, 12 de diciembre de 2007

Dominus




Hoy ya no sé nada, el mundo parece ir del revés, o tal vez soy yo la que marcha a contracorriente, de verdad que ya no lo sé. Ya no sé qué es importante y qué no, aunque quizá soy yo la que tiene valores ya desaparecidos y la que se ha metido sola en una lucha contra mí misma. Ya no lo sé.

Y hablaré claro, menos no puedo. La Central es una reputada librería de humanidades de Barcelona (y de la mano de la también reconocida Ombres Blanches, en Toulouse), hasta la fecha es quizá en la que más horas he pasado perdiendo el norte… Ya hace un par de meses que hablé y di mi apoyo a una pequeña pero fuerte asociación cultural ubicada en Toulouse; entregando todos sus esfuerzos publican trimestralmente la revista de poesía Dixit en la que cobran vida esas palabras a menudo obviadas, jóvenes, vírgenes, palabras llenas de energía y esperanza, reivindicación, lucha por un mundo que quizás ya no pueda existir… pero lucha, y sencillez, y sentimiento, y valor. E innovación. Y por eso mismo, por esas ganas de surgir, de ser, sus palabras quisieron dar el salto y llegaron a Barcelona… y se entregaron a La Central.
Bien es sabido que una librería no puede esperar vivir de poesía, que esos infinitamente criticados best-sellers son los que permiten a esa genial minoría subsistir y encontrar su sitio; ésa es, según parecía, la filosofía de La Central: apoyar a la poesía, dar paso a los jóvenes creadores y a su potencial, dar oportunidades al pequeño grupo. Hace un mes y medio que entré por la puerta con Dixit bajo el brazo; pero tras un sinnúmero de llamadas, hoy por fin se han dignado a contestar y a reconocerme que han perdido no uno, sino absolutamente todos los ejemplares de Dixit que les entregamos. No merece la pena transcribir aquí lo que les he soltado, os lo podéis imaginar, pero ¿cómo c… se pierden cinco ejemplares (y menos mal que probamos suerte sólo con cinco) de una revista de poesía, así, sin más? Indignante. ¿Dónde narices está ese valor por el que aseguran luchar cada día? Quizás sean las Navidades, que al final son todos iguales, claro; que ahora se están cociendo un montón de “réplicas zafonas” y hombre, ¿un pequeñito Dixit? Bah, si de ésos llegan cada día cientos…
Qué pena, y qué decepción. ¡Qué profesionales! Si es que ya lo digo, así vamos. Llego a la conclusión de que ya no podemos esperar más.

Así que nada, de momento nos quedamos sin ellos, sin Tony, ni Benjamin, ni Pierro, ni Matthieu, sin todos los que están al pie del cañón; nos quedamos sin un pequeño gran tesoro. De momento…

11 comentarios:

Tawaki dijo...

Entiendo tu decepción y tu desconsuelo. Por desgracia, estamos rodeados de falta de profesionalidad en todos los ámbitos. Priman otros "valores" y ya no se valora el esfuerzo.

Un abrazo, que intenta consolar.

elita dijo...

Pues sí, Tawaki, la verdad es que ayer estaba bastante enfadada. Esos valores de los que hablas son el vacío enloquecido.

¡Gracias por ese abrazo!

Fernando Alcalá dijo...

La verdad es que tiene que ser dolorosísimo que pase eso, porque a veces siento estas cosas com si fueran hijos, y que alguien los trate con tan poco respeto... pues duele.

De todos modos, antes de contestarte me iba a poner un poco de abogado del diablo, defendiendo al librero como persona que tiene que comer y que pagar impuestos, pero cuando la he releído y he entendido de qué iba realmente esa librería y después, cuando he leído el comentario de Tawaki, pues no me voy a poner de abogado del diablo y me voy a indignar también. La falta de profesionalidad es algo que a mí también me pone del hígado.

Apoyándote también desde aquí ;)

leo dijo...

Una lástima, Elita, pero no cejes en tu empeño. Son unas fechas muy malas, los "tenderos" sólo piensan en hacer dinero. Y ya sabemos que el dinero y la poesía son incompatibles. Te animo a que lo intentes más adelante. No podemos tirar la toalla...
Un besote.
Pd.- Le he echado un vistazo a la web de Dixit: tiene muy buena pinta. Seguiré profundizando y ya comentaremos, ¿vale?

elita dijo...

Ferlocke, ¡bienvenido! Claro que entiendo que, como todos, los libreros necesitan llevar el pan a la mesa, pero que me hubieran dicho que no era el momento o cualquier otra razón... pero no tener en cuenta el trabajo que cuesta conseguir publicar esta revista... ¡a mí también me pone malaaa!

Qué bien Leo que te hayas pasado por el blog de Dixit, y me alegro que de momento te haya gustado. Sí, lo comentamos. De todos modos, si te interesara algún ejemplar (esa promoción... jeje) te los puedo proporcionar.
Y tienes razón, Navidad Navidad dulce Navidad...

Besos.

Raquel dijo...

Una pena pero no te desesperes. Sigue empeñándote e insistiendo. Sólo a base de eso a veces los que tienen la sartén por el mango llegan a valorar el esfuerzo y el arte de los otros. Lo alternativo sigue siendo lo que pone un punto valioso en muchas cosas.
Un abrazo

Jove Kovic dijo...

Hola Elita, venía a devolverte la visita y me encuentro con este post sobre La Central, que sin duda es la mejor librería de Barcelona, pero también es un negocio en expansión, lo que la aleja de esa filosofía que tú, de manera tan generosa, le supones.
No hay que engañarse, en la medida que crece com negocio, se desnaturaliza como institución cultural.
Un proceso muy similar siguió FNAC en Francia, aunque nunca tuvo el carácter elitista, y el gusto por lo minoritario de La Central, sí tenía, al menos, dependientes que sabían de literatura.
Puedes probar en Laie, aunque no es lo mismo que La Central, pero por probar que no quede.
Además, no todas las "Centrales" son iguales ¿ has probado en la del Lliure? Inténtalo, a ver qué pasa.
Suerte, y gracias por tu visita. Un saludo cordial.

Dante Bertini dijo...

Vivo al lado de una suscursal, la primera, de La central. Un espacio espléndido, la librería soñada, aunque lamentablemente atendida por la gente más seca y antipática, poco comunicadora y hostil que se pueda encontrar. No dan ganas de detenerse allí mucho tiempo: el aire se corta con cuchillos. Espero hace meses un libro que dijeron podían conseguir: nunca lo hicieron y cuando pregunté por él parecían no haberse enterado nunca del pedido.
Siempre ha sido un negocio, supongo, llevado por gente que quizá ame el objeto libro, su posibilidad comercial, aunque hasta eso dudo, pero que no ve a los clientes conmo personas cercanas a su espíritu. ¿Tal vez no lo sean?
Está Laie, está Documenta, no sé si Próleg, tan feminista ella.
Y La casa del libro, un hipermercado sin alma pero con algunos vendedores simpáticos.
¡Qué árido es todo aquí! Y dependemos de estos mercaderes.

elita dijo...

Gracias a los dos por vuestras visitas y consejos. Tenéis razón, La Central es un negocio como cualquier otro y además son de lo más antipático que hay. No tan sólo han perdido los ejemplares, sino que además saltaban a la defensiva a cada una de mis llamadas. Alucinante.

Probaré en Laie, les llamé y parecieron bastante receptivos. En la Casa del Libro sólo tratan con distribuidoras y a parte la revista es de poesía y en francés, no sé yo… Las otras que me has dicho, Cacho, no las conozco, a ver a ver…

Besos a los dos y merci por vuestra ayuda.
Pd.¡Y bienvenido, Exiliado!

JML dijo...

Gracias por la visita, elita. Mi vida laboral está un poco acelerada últimamente, así que tengo poco tiempo para devolver cortesías, pero aquí estoy. Que sepas que te tengo presente y que agradezco siempre tus comentarios.

Una lástima lo de Dixit, palabra de hijo de librero

Un abrazo

Jove Kovic dijo...

No hay de qué, Elita. Para eso estamos los bloggers...para meternos con los de La Central:-)