miércoles, 17 de septiembre de 2008

BAM!

Cuando se presentan cambios de esos que no sabes cómo tomarte, la imaginación se pone en marcha y te toma de la mano. Y cuando además son cambios que tú mismo has buscado, pensando que era pedir demasiado y sabiendo que en el fondo era tan sólo una manera de escapar de un estado de rutina soporífera, y llegan, uno no sabe si creérselo o ponerse a dormir para despertarse un día después. Hablo por mí, supongo que habrá de todo.
Tras mucho divagar, discutir, tantear, el año que viene emigro a las tierras galo-vascas. No es que no hubiera imaginado que algún día lo haría, pero supongo que esperaba que pasara quizás más adelante o en otras circunstancias y de hecho ha sido toda una sorpresa. Quedan todavía algunos meses, largos, pero mi impaciencia empieza a decirme que no puede esperar y mi instinto de “culo inquieto” me recuerda las emociones que se experimentan cada vez que uno cambia de lugar. Ver el mar, las colinas verdes verdes y el aire fresco, la calma rota por las inmensas olas… ideal.

Así que supongo que las fiestas de la Mercè que mañana empiezan en la ciudad condal, será la primera de las mil y una despedidas de una rutina gris colorida, del gallo que me despierta todas las mañanas, del cemento más bello, del barri de Gràcia, del olor que desprenden las esquinas…
Por suerte la blogosfera no tiene sitio.