Hay días normales, días en que parece que las cosas se moverán al ritmo acostumbrado. Pero te levantas al día siguiente y te das cuenta de que has vivido algo que jamás volverá a repetirse. Entonces deseas volver, vivir de nuevo aquel abrazo para poder saborearlo hasta el infinito, oler el aire de la noche y retenerlo para siempre...
Me gusta ponerle color a las cosas, es una manera de hacer míos y sólo míos los momentos fugaces que parecen tan transparentes.
Menos mal que la vida está plagada de buenos y pequeños momentos que me hacen recordar que sigo viva, que no soy parte de ese océano que engulle lo que se le pone por delante y que hace desaparecer el color de la vida.
Gracias por esa dulce noche azul...
lunes, 5 de noviembre de 2007
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5 comentarios:
Hay que aprovechar bien estos días, tomarles el pulso, grabar sus rincones en la memoria, para evocarlos y repetirlos cuando los necesitemos. Un abrazo: que se repita este día todos los días.
Leo, tienes razón. Guardaré este día como un amuleto para horas bajas.
Un abrazo.
MI "universo", como tú dices se ha visto alterado hoy por tu visita. Excuso decir que está encantado. Dejo abierta la puerta para que te asomes a mirar siempre que quieras. Bienvenida, y gracias
Elita, tienes razón al decir que no dos días iguales porque aunque uno quiera repetir, las circunstancias y la forma de enfrentarnos a ellas serán diferentes.
Haces bien en valorar los pequeños momentos. Son mucho más valiosos que los grandes.
Muchas gracias por pasarte por mi blog.
Un abrazo
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