Tenemos y perdemos, y el abismo que parece habitar entre ambas posibilidades se convierte en una fina línea que cruzamos sin darnos cuenta. La suma de dos implica la resta de muchos otros, y cuesta llevarlo encima y ser uno en vez de dos.
No tengo ganas ni de sumar ni de restar, quiero ser una y sentirme dos, y quiero despertar y sentir el aire que esta mañana parecía acariciarme...
Una sonrisa... ¡qué suerte he tenido!
Te echaré de menos.
miércoles, 24 de octubre de 2007
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4 comentarios:
Ser una y sentirse como dos. ¿Sacrificar esa unicidad para poder sentirse como dos? ¿Divide y vencerás?
A veces una sonrisa te salva el día.
Ojalá se pudiera ser dos de verdad. Yo a veces lo ansío tanto... Gracias por recordarme que no soy la única. Ah, por cierto, te han dado un plazo larguíiiiisimo para corregir esa novela. Vamos, con un canto en los dientes, jeje. Vete acostumbrando.
Muchos besos
A veces pasa, que te levantas como en otro mundo. Hoy ya estoy en la Tierra, gracias por vuestra comprensión.
Besos y muchas sonrisas.
Somos seres tan tremendamente limitados, Elita, que sólo nos queda al final eso, alzar la vista y mirar, tratar de mirar como mirábamos cuando pequeños, con la inocencia de los niños, siendo uno y dos y muchos. No sabes cómo comparto esa sensación en el abismo... Una alegría haber sabido de tus párrafos. Besos.
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