Me acompaña un suave tono mientras escribo y sorteo las direcciones a tomar. Todo da vueltas, todo cambia y vuelve a ser lo que era, y hay que prestar atención antes de perder el tren de los sueños. Todavía representa algo confuso, pero siento y sueño, y río y lloro a la vez porque le he conocido, y entre sus páginas aprendo a ser mientras doy la vuelta al camino del amor y de la vida y de la muerte. Encerrarse en sus líneas de color verde intenso y dulce, y no falta más. Porque entro en un mundo a parte del que no puedo salir, sin embargo tampoco lo quiero…
Vidas solitarias acompañadas, cerrar la puerta tras de mi y respirar la calma de la noche entre suaves tonos mientras escribo.
viernes, 30 de noviembre de 2007
martes, 27 de noviembre de 2007
Melancolismo
Mareos y vueltas, hoy es un día extraño. Porque siento sin saber el qué, pero sé que siento, y que así debo pasarme ratos bien largos, muy muy largos.
La impaciencia se mezcla con la añoranza de un lugar cálido que fue, y que a veces busco a tientas entre dos puestas de sol. Pero no aparece, porque fue. Tengo que coger otro papel y tapizar el aire con uno nuevo...
martes, 13 de noviembre de 2007
Despertar
Creo que llevo viajando más tiempo del que pensaba... Es una sensación extraña pero curiosa a la vez despertar de un sueño en el que uno no estaba dormido; todavía ahora se me ve la marca de la almohada. Y, ¿cómo despertar? ¿del todo? ¿Significa eso que he estado ciega, que no he sabido ver a dos palmos de mi propia nariz? ¿O quizá que las lágrimas me nublaron el paso?
Tantas y tantas preguntas... para despertar sin ninguna respuesta. Y me froto los ojos, color del otoño perdido, e intento buscar el camino de vuelta, sin paradas. Y prevengo a mis pies de las heridas por venir, y cierro la ventana para no ver más esa luz impertinente y fría. Y en la oscuridad busco una sonrisa, su sonrisa, la que me dice que puedo seguir durmiendo cuando me despierto asustada y perdida en un viaje del que no sé volver.
Caminos insondables de ida y vuelta, y todavía sigo durmiendo.
Mañana será otro día.
Tantas y tantas preguntas... para despertar sin ninguna respuesta. Y me froto los ojos, color del otoño perdido, e intento buscar el camino de vuelta, sin paradas. Y prevengo a mis pies de las heridas por venir, y cierro la ventana para no ver más esa luz impertinente y fría. Y en la oscuridad busco una sonrisa, su sonrisa, la que me dice que puedo seguir durmiendo cuando me despierto asustada y perdida en un viaje del que no sé volver.
Caminos insondables de ida y vuelta, y todavía sigo durmiendo.
Mañana será otro día.
jueves, 8 de noviembre de 2007
berlinerisch
Algunos buscan una perfección que ni existe, ni es posible. Y hay otros que como lo saben, desisten para no picarse los dedos con el canto de la realidad. Porque duele, duele inmensamente alzar la vista y verse envuelto por un mundo real. Entonces vuelas a otra parte y finges que lo aceptas, que tu día a día es lo que es y lo sabes, pero tienes en el fondo el poder de poder elegir, porque ves dos mundos en uno y vives en los dos.
Y yo mañana voy a escaparme, a otro pequeño universo, a Berlin, a soñar lo vivido y a recordar lo que no quiero olvidar; a perderme en sus calles, a ver la puesta de sol desde cualquier parte del muro, a coger caminos distintos de los que tomo cada día, a vivir en otra realidad.
Nos vemos en otro lado... otra historia no es posible.
lunes, 5 de noviembre de 2007
Días platónicos
Hay días normales, días en que parece que las cosas se moverán al ritmo acostumbrado. Pero te levantas al día siguiente y te das cuenta de que has vivido algo que jamás volverá a repetirse. Entonces deseas volver, vivir de nuevo aquel abrazo para poder saborearlo hasta el infinito, oler el aire de la noche y retenerlo para siempre...
Me gusta ponerle color a las cosas, es una manera de hacer míos y sólo míos los momentos fugaces que parecen tan transparentes.
Menos mal que la vida está plagada de buenos y pequeños momentos que me hacen recordar que sigo viva, que no soy parte de ese océano que engulle lo que se le pone por delante y que hace desaparecer el color de la vida.
Gracias por esa dulce noche azul...
Me gusta ponerle color a las cosas, es una manera de hacer míos y sólo míos los momentos fugaces que parecen tan transparentes.
Menos mal que la vida está plagada de buenos y pequeños momentos que me hacen recordar que sigo viva, que no soy parte de ese océano que engulle lo que se le pone por delante y que hace desaparecer el color de la vida.
Gracias por esa dulce noche azul...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)