miércoles, 19 de septiembre de 2007

Aburrimientos

Estoy aburrida. Reconozco abiertamente que llevo más de un mes intentando leer un libro, y es que no hay manera. Voy por la página 109 y mejor no contar las que todavía me quedan para no morir en el intento.
Llevo ya así más de medio año, libros horribles, pesados, aburridos, sin otro valor que la suerte de haber tenido éxito en su país.
Lo de los informes literarios suena bien, al menos eso pensé cuando una editorial de Barcelona me lo propuso. La literatura es mi pasión, así que ¿qué mejor que cobrar (una miseria, todo sea dicho) por hacer lo que más me gusta? Y hasta que me dieron el primer libro: una novela negra alemana, un rollo, mal estructurada, caótica y con cinco mil tramas que me perdían y que hacía que la lectura, ya de por sí complicada por el idioma, se me hiciera más que pesada. Tras un informe matador, pasé a otra novela negra (y que tanto detesto) también en alemán, algo más estructurada que la primera que leí pero que, sin duda, carecía de toda originalidad; parecen todas salidas de un mismo patrón: un policía aparece en escena, normalmente en su casa con su mujer embarazada de la cual está perdidamente enamorado. Encuentran el cadáver, empiezan las investigaciones y al mismo tiempo conocemos al ayudante del comisario y a la novia del asesino. Y hete aquí la trama, hasta que lo pillan o se suicida.
Desesperada fui en busca de los siguientes libros, dos, ambos en francés, traducciones del chino. Grata sorpresa, no eran novelillas de crímenes por resolver, eran dos joyas, dos libros increíbles, de esos a los que hay que salvar de la hoguera. Sin suerte, sin embargo. Su lectura, la cual saboreé hasta no poder más, me llevó unas cuatro semanas (con ambos informes incluidos); pocos informes había hecho en mi vida, pero creo que me costará encontrar otro libro que me dé tanto que decir.
El día que quedé con la editora entré triunfante por la puerta, con la sensación de haber descubierto un diamante en bruto. ¡Ingenua de mí! Me escuchó, faltaría más, incluso compartió mi alegría. No así el director editorial, quien muy "inteligentemente" sentenció que el libro era "demasiado arriesgado". Capullo.
Ésta fue mi primera desilusión con el panorama editorial, llamadme ilusa, romántica, pero ¿dónde quedan los buenos escritores?, ¿cómo pueden publicar una mierda de thriller alemán (como cientos) y dejar perder una joya como Yan Lianke?
Yan Lianke nació en la província china de Henan. A pesar de sus primeros pinitos como escritor para el ejército chino, decidió utilizar su talento para denunciar las atrocidades cometidas en la dictadura comunista china. No es de extrañar, pues, que haya sido censurado en su país natal; buena señal. Sus historias te transportan a un universo mágico, metafísico, teñido de cruda e injusta realidad; te permiten entrar en un mundo desconocido y a parte sentirlo, observarlo, juzgarlo.
Obras como las suyas deberían estar a la orden del día, con tanta novela cutre de kiosko no llegaremos a ninguna parte. Amén.

lunes, 17 de septiembre de 2007

El concierto de mi vida

Después de este fin de semana puedo decir que me siento satisfecha: he cumplido uno de mis sueños, el de ver en directo al grupo que me abrió el camino. Massive Attack actuaron el pasado sábado en un nuevo festival itinerante (no se les acaban las ideas, no) entre Barcelona y Madrid. Llevaba más de tres meses esperando el momento, maldita la espera. Fue un concierto emocionante, más por lo que el grupo significaba para mí que por lo que transmitieron; se afanaron y nos ofrecieron una larga hora y media de sonidos intensamente emocionantes, pero Massive Attack, y se vio una vez más, no puede compaginar los directos con el transmitir de su música; ella te lleva a otra parte, en una nube, flotando, sientes y no sientes, sólo dejarse llevar por su latir... es algo indescriptible, algo que sólo podemos decir los que hemos hecho de ellos una parte de nuestro sentir. Pero el sábado me quedé donde estaba, maldita la espera.
Aun así hay que decir que se esforzaron, y saltó a la vista. Emocionante ver su música, el grupo al completo, y allí, a tan sólo unos metros de mí... impagable.
La próxima vez iré ya preparada, los pelos de punta eso sí, pero mejor ellos y yo, cara a cara.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Aún se cree en los sueños

“En el siglo XIX no siempre se admitió que el gran público sólo desea diversión”.

Por fin en mis manos el tan esperado "Manual del editor" de Pimentel en su propia Berenice. Recién salido del horno, ya era hora. Me pregunto por qué tan poco interés en academizar la profesión de los editores; o más concretamente, en ponerlo al alcance de nuestras manos, las de los mortales de a pie. Quien tenga una burrada de pasta, o quien haya sido tan eficiente para conseguir ahorrar esos 5.500 € (y que me lo cuente...), no tendrá problemas en entrar en el desconocido mundo de los que editan o, vulgarmente, sacan libros. Me resisto a pensar que estarán metiéndolo todo en el mismo saco, que tal un libro un aspirante a editor... aunque viendo la mentalidad de la mayoría de editores, que nos embaucan y nos hacen creer que lo que hacen es literatura, pues no me extrañaría. Desmotiva ver catálogos deplorables, patéticos e incluso me atrevería a decir ridículos. Recomiendo fervientemente otro manual, el de André Schiffrin (el hijo) "La edición sin editores". Grandes editoriales como Penguin Books o la New American Library aún tenían por política publicar “buenos libros para mucha gente”. Pero hoy en día, en que prevalece el placer rápido, al momento y efímero, la literatura de kiosko ha ganado terreno a la literatura que esconde un placer inusitado entre sus páginas, a la que pesa en un primer momento pero que es para siempre.

Quedan pocos que vivan de y por la literatura, en Toulouse existe todavía un pequeño rincón de los sueños. La editorial Délit que en poco tiempo dará a luz sus tres primeros libros a la par de la revista de poesía Dixit, me ayudan a creer todavía en el poder de la palabra, en el efecto reconfortante que tienen las páginas y páginas en las que me sumerjo y que me ayudan a volar a otra parte sin moverme de ningún sitio. En poco tiempo, si todo va bien, empezarán a distribuir en Barcelona y nos permitirán deleitarnos de pura literatura, desnuda, sencilla.

Seguiremos informando.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Vuelta y vuelta

«¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad!
¡Oh mundo feliz,
en el que vive gente así!»

Porque no tiene fin, y manda huevos. Yo porque de vacaciones nada, a excepción del maravilloso puente del 15 de agosto y de los fines de semana que me he pasado divagando, pero ¡horror el ponerse en la piel de aquellos que habían olvidado lo que implicaba levantarse pronto! Los optimistas pensando en lo renovados que han vuelto tras el adorado agosto, y la mayoría, los pesimistas o según se mire los realistas, desesperados pensando en el siguiente puente, en los días en que cae, en el deseo de escapar... quizás hable por mí misma. Metida en el coche dirección Barcelona, Catalunya Ràdio, carreteras que empiezan a ser objetivo de grandes retenciones y, cómo no, Renfes y movidas, atascos humanos en el Clot, sardinas desesperadas ¿en busca de qué?, ¿de una salida hacia el trabajo? ¡¡Eso sí que es vida señores, la gran vuelta al cole!!


Como máquinas, porque ese agosto no es más que un cutre "stand-by" para hacernos creer que todavía existe un sentido en nuestro día a día, para hacernos creer que todavía llevamos las riendas de nuestra senda... benditos los pocos Bernard Marx, o los que quedan.
Y ¿qué hacer? Opciones, muchas; posibilidades, pocas. Cada cual a su manera, pero ser más inteligente que el que cree que es el más inteligente es lo más inteligente y lo que por mi parte intento cada día. Huir de ello, volar y crear los propios rincones en los que esconderse; el mío próximo, Londres, Frankfurt o Budapest (bendita Iberia cuando se trata de sus puntos), ida y vuelta, como decía mi profesora de literatura sobre la regla de las 3 C: corto conciso y correcto. Suficiente para respirar de verdad y para recordar que existen todavía razones por las que levantarse a las 7. Y es que manda huevos tener que ir cada día con ojos de zombi, tener que tomarse cada día un café (o dos o tres, según la víspera) para ser persona (en mi caso una coca cola, manda más huevos), tener que sonreír cada día al que te da de comer, literalmente.

Me lo estoy planteando...